Una de cada cuatro bajas está relacionada con el estrés laboral, según datos de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT).
Para Darío Díaz, profesor de Psicología de la Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla la Mancha – Ciudad Real-, esto se debe a la incertidumbre que genera entre los trabajadores la difícil situación económica actual.
Díaz explica que todos los tipos de estrés tienen una relación directa con la incapacidad de prever qué va a suceder y con la pérdida del control por parte de la persona.
Cuando una persona tiene la percepción de que no controla la situación, es mucho más fácil que aparezca en él el estrés y, sobre todo, las respuestas de ansiedad que están vinculadas con esta patología.
En este sentido, añade el profesor de la UCLM que en el momento actual resulta muy difícil prever nada en cualquier contexto, y más concretamente en el mundo laboral, donde los trabajadores se encuentran con que la mayor parte de las empresas están reduciendo personal y, además, el marco legislativo ha cambiado y ofrece menos estabilidad al empleado.
Evolución
Darío Díaz explica que el estrés es una respuesta del organismo que tenía sentido desde punto de vista evolutivo hace tiempo, al principio de la evolución. El organismo desencadena la máxima energía posible para enfrentarse a una situación que considera dañina.
El problema es que, detalla Díaz, este mecanismo está diseñado para responder a situaciones en el corto plazo. Tiene una relación con el sistema neuroendocrino, fundamentalmente, en la que se producen una serie de hormonas que predisponen al cuerpo para actuar.
Sin embargo, en la actualidad la mayor parte de los retos a los que nos vemos sometidos a día de hoy no son a corto plazo, sino a medio y largo plazo. “La biología va más lenta que la evolución social”, apuntó Díaz, quien indicó que el cuerpo se enfrenta con ese mecanismo diseñado para corto plazo a los retos que son a medio y largo plazo.
“Ese estado de alerta sólo se puede mantener durante un tiempo determinado, en el momento en el que el cuerpo ya no es capaz de mantenerlo lo que viene es otra fase distinta, que denominamos fase de agotamiento y, que, si se mantiene en el tiempo la persona ya cae en un estado parecido a la indefensión y no es capaz de resolver la situaciones que le vienen en el día a día, originando depresiones, trastornos de ansiedad y, como consecuencia, otras enfermedades.
26% de estrés laboral en España
Los expertos en la materia indican que a nivel europeo solo el 26 por ciento de las empresas ha adoptado medidas para reducir la incidencia del estrés laboral, pero hasta el 79 por ciento de los directivos está preocupado por las consecuencias.
“En España la cifra es ligeramente inferior al 26 por ciento”, detallan desde la AEEMT.
Transmitir seguridad y transparencia
Darío Díaz, indica que la labor de los directivos y gerentes de las empresas es fundamental para reducir el estrés laboral. “Deberían transmitir seguridad a los trabajadores, especialmente en la situación actual, incluso aunque en ocasiones esa seguridad no sea demasiado real”. De lo contrario, añade Díaz, los trabajadores vivirán en un estado de agotamiento, lo que produciría menos rendimiento y abocaría al empresario que no ha sabido transmitir optimismo a reducir realmente la capacidad laboral de su empresa.
En este sentido, Díaz subraya que es también importante explicar con transparencia a los trabajadores la situación económica de la empresa. En el aspecto personal, Díaz recomienda que el trabajador se tome las cosas con más tranquilidad, “es fácil de decir pero a la hora de ponerlo en práctica es muy complicado”.
El profesor de la UCLM explica que hay que intentar ser lo más optimista posible dentro de los recursos que uno tiene y también recomienda la práctica de técnicas de relajación, desde la respiración hasta la práctica de yoga y terapia grupal.
Recomendaciones
La Sociedad de Prevención Fremap ofrece una serie de recomendaciones para lograr controlar el estrés de una manera práctica y efectiva.
Conózcase a sí mismo. Aprenda a reconocer sus reacciones frente al estrés y véanlas como un aviso.
Investigue las causas. Precise las causas inmediatas de su estrés. ¿Trabajo, familia, dinero? Puede que se esté exigiendo demasiado.
Aprenda a relativizar. Tal vez se estrese por cosas que pronto se olvidan. No se deje acelerar por pequeñas preocupaciones. Sólo son preocupaciones, no catástrofes.
No formule casos hipotéticos. No se atormente por los «y si…». En la mayoría de los casos, nos preocupamos en exceso por situaciones que nunca llegan a suceder.
Aprenda a respirar adecuadamente. No pierda la cabeza sobre lo que no tiene remedio. Respire profundo. Poner en prácticas algunos ejercicios respiratorios puede resultar altamente efectivo.
Busque compensaciones. Si lo está pasando mal en el trabajo, busque apoyo en la familia; y recurra al trabajo si lo que falla es la vida familiar.
Delegue las responsabilidades. Dé y acepte apoyo social. Comparta las cargas.
Abarque sólo lo que pueda. Sea realista y evite luchar contra fantasmas.
Manténgase en forma.Haga ejercicio físico para liberar la energía contenida por el estrés. Evite los licores y el tabaco.
Valore y asuma la situación. Cambie lo que pueda cambiar. Acepte lo que no puede, e intente una compensación si la situación es seria o duradera.