Respuesta a la pregunta ¿Por qué le cuesta al afectado reconocer el mobbing y hacerle frente?
APORTACIÓN ANÓNIMA DE UNA AFECTADA DE ACOSO LABORAL
Creo que a las víctimas de mobbing no nos cuesta en absoluto reconocer que sufrimos mobbing y mucho menos no nos enfrentamos a ese hecho.
En mi caso soy plenamente consciente desde la primera vez allá por el año 88.
Las grandes dificultades con las que nos encontramos es la absoluta soledad de la que somos además víctimas. El abandono de los demás, la estigmatización si eres discriminada, excluida por un órgano de poder o por personas a las que los protegen estos órganos de poder. Las múltiples etiquetas que te “regalan” incluso quienes deberían protegerte y ayudarte, esto es, los propios profesionales de la salud mental.
Es un problema, mejor dicho, una lacra que nadie quiere oír y mucho menos verse implicado.
Y no voy a contar aquí, porque ya lo sabéis, los múltiples intentos de denunciar mi situación y que ningún abogado se atreve, y claro, sin un abogado corres el riesgo de quedarte en la más absoluta indefensión.
Hay muchas cosas que no entiendo cuando acudes a alguien porque quieres dejar de ser discriminado, vetado, injuriado. Hay muchas cosas que no entiendo si las leyes nos amparan: La vulneración de los derechos humanos, la ley de riesgos laborales, la propia Constitución.
TODOS SOMOS CÓMPLICES
Todos somos cómplices de que una persona, trabajadora, continúe por 30 años sufriendo acoso, y en mi caso, varias veces en las últimas semanas.
Todos somos cómplices de callar, dudar de la tremenda sensación de que no cabes ya ni en este mundo.
Todos somos cómplices de la desesperación, la burla con conocimiento de lo que te pasa que te hacen en tu propia cara compañeros de trabajo y profesionales de la salud mental, que es aún más grave.
Todos somos cómplices de que un día, ante la desesperada situación, llegues a tu casa con la idea en la cabeza “de ahorcarte”.
Creo que elegimos la forma de morir relacionada con el sufrimiento que padeces. “Ahorcarme”, eso es lo que me están haciendo en mi empresa, ahorcándome simbólicamente, porque ya no me dejan ni un hilo de suspiro, me tienen cogida por el cuello y me aprietan cada día más, mientras mis colegas de profesión se relamen los bigotes y se ríen para sus adentros al verme sufrir, al ver que cara pongo cuando se me humilla, discrimina, veta sutilmente, que no es tan sutil porque lo han visto todos.
Pero qué bien, mientras a ella la despellejan, la acosan, la humillan, “nosotras estamos a salvo y además nos la quitamos del medio, que nos hace sentir que somos unos hipócritas y unos incompetentes, después de que se nos ha llenado la boca de desprestigiarla”.
No, no puede demostrar que, gracias a su trabajo, ellos/as están llevando un programa reconocido a nivel nacional.
Eso es insoportable ¿cómo vamos a digerir, se dirán, que a esta marginada a la que hemos injuriado hasta la saciedad, aparezca ahora cómo la que mejor trabaja en el programa, entre otras cosas porque ese programa lo inventó ella? y gracias a que es idiota y lo dejó todo escrito en una memoria, ahora nosotros/as nos estamos poniendo medallas y estamos siendo reconocidos…y nos vamos a la jubilación con todos los honores de haber sido un jefe y profesional de los mejores de la administración.
Si…de los mejores en ocultar, en discriminar y en tener la poca vergüenza de despedirse de ti diciendo “gracias por tu profesionalidad, tu colaboración y tu comprensión”.
NO, no comprendo, no comprendo que un psicólogo haga esas cosas y se vaya tan fresco.